miércoles, 3 de junio de 2009

Inspiracion universitaria


Je, voy a publicar un ensayo que escribi para una clase de la U. Estoy muy orgullosa de mi ensayo...

EN CUBA SÍ SE ES LIBRE

Alegría, entusiasmo, una metáfora tras otra, un ritmo que enciende el cuerpo. Ninguna persona puede resistirse a esta manera tan vivaz de seducción; con unos mojitos adentro, sentir el ron y el azúcar mezclarse con la sangre y la música, es imposible no salir a bailar esa deliciosa salsa. Una voz potente que lleva el sentimiento de la canción, la banda que derrama sudor por cada nota que emite el instrumento. El calor de le noche, la brisa con un sabor a vapor de agua de mar, dos cuerpos que se dejan llevar por la pasión de sus pies por alcanzar la música. Sonrisas, diversión y felicidad salen a relucir en esta maravillosa noche.
Gracias Celia Cruz por pintar en mi mente una imagen tan vivida de Cuba con tu música. Es el medio que usan mis recuerdos para traer a mi abuelito al presente. Mi héroe, el único hombre que me ha enseñado el significado verdadero del amor. “Oh, no hay que llorar que la vida es un carnaval y las penas se van cantando…”, es un poco evidente que mi abuelo era cubano y su artista favorita era la famosa Celia Cruz. A veces siento que su herencia más grande fue esta música. Aunque mi abuelito, don Alberto Del Valle Díaz, ya no nos acompaña con su gran carácter e insuperable inteligencia; su legado encontró vida para mí en estas canciones.
Una de las lecciones mas importantes que me heredo mi abuelo consiste en nunca separarme de mi familia. La familia es lo más valioso que poseemos nosotros como seres humanos. Está fue una enseñanza que no me dictó, sino más bien la aprendí en sus últimos días de vida. Al enfrentarse uno con la muerte lo que queda es el amor incondicional que nos ofrece exclusivamente la familia. Después de incontables noches de desvelo, cuidando lo incoherente y los sueños nos realizados; después de ver el degradamiento físico y mental de su cuerpo adulto semejando al de un bebe, mi mamá, mi abuelita y yo nos volvimos un equipo inseparable. Unidas todos los días, a toda hora para cuidar de mi abuelito, alimentarlo, acompañarlo y sobre todo demostrarle que el amor estaba vivo en nuestros corazones y que así él podía descansar en paz.
Con esta experiencia descubrí que el amor es sacrificarlo todo, es sacar fuerzas de donde no hay nada más que debilidad para amanecer por la mañana, porque si no amanezco yo, no amanece nadie. Es perdonar lo imperdonable, es fingir para no causar más dolor. Es saber que la compañía, el calor humano y la risa superan cualquier bien material. Mi abuelito nós dejo el 9 de setiembre del 2008 siendo una mejor familia. Nos dejó con su calidez, con su carácter cubano reconocible a millas de distancia y con sus sabidurías para sacar la vida adelante día a día. Nos dejó el respeto, la solidaridad, la paciencia, la admiración, la caridad y mucha felicidad.
En mi corazón existe un país cubano utópico, la verdad es la única Cuba que conozco. Mi abuelito nunca hablo de la pobreza ni de la guerra, muchísimo menos de todo lo que tuvo que haber sufrido cuando dejo su familia atrás para venir a Costar Rica para empezar desde cero. Él volvió a La Habana, a Pinar del Río a recorrer las calles en su traje de Coronel, a desfilar las avenidas y gozar nuevamente de la magia de la arena blanca y el mar azul transparente. Esta es la Cuba utópica a la que él regresó, a descansar y a reunirse con todos sus hermanos, hermanas, su padre y su madre. Es por eso que para mí, en Cuba sí se es libre.

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